Como decía Joan Ferrés es su
artículo, La educación como industria del deseo, los intereses de la mayor
parte de la población no van mucho más allá del entrenamiento, la distracción y
la evasión. Por lo que podía afirmarse que la mayor parte de la gente se mueve
por las emociones. Son pocos los que se mueven por las ideas.
Pero en verdad nadie se mueve por
las ideas, todo el mundo se mueve por las emociones y lo que nos diferencia a
unas personas de otras es el tipo de emociones que les movilizan.
En el ámbito de la comunicación
educativa existe mucha preocupación por los contenidos y poca por la actitud o
disposición de la persona que ha de asimilarlos, esto relacionándolo con que
las personas se mueven por las emociones da como resultado números muy
negativos en el ámbito de la educación.
Como apuntaba Ferrés la capacidad
que demuestra tener la publicidad para sintonizar con el receptor se fundamenta
en gran medida en la importancia que asigna a las emociones. Por eso es porque
la publicidad tiene buenos resultados en su ámbito y la educación no.
La producción de mercancías, de
bienes materiales y de servicios no cumple su función social si no va
acompañada de la producción del deseo. La industria convencional necesita el
apoyo de una industria del deseo. Los publicitarios son entonces creadores de
deseo y cumplen esta función de manera eficaz.
El neurobiólogo Jan Panksepp,
descubrió un área cerebral que se denominó seeking, situada en el cerebro
emocional, es la capaz de provocar inquietud y excitación. El cerebro emocional
es el responsable de toda actividad creativa, de motivar la acción de
impulsarla y de movilizarnos. Cuando nacemos esta parte del cerebro esté
meramente desarrollada y solo somos capaces de movilizarnos por unos pocos
instintos.
Lo que está claro con todo esto
es que las personas solo nos movilizamos por miedo o por deseo. Esto explica
buena parte del llamado fracaso escolar. El error está en que no se ha sabido
compensar la pérdida del miedo en este ámbito con un incremento de la
activación del deseo. El error de muchos profesionales de la enseñanza es dar
por supuesta la demanda y limitarse a facilitar el producto, a transmitirlo.
Pero no han sabido comunicar mejor para que se venda más, o como atraer la
atención del enseñado, mediante el deseo o la emoción.
La tarea del docente y la del
vendedor o la del publicitario es mucho más significativa y trascendental de lo
que podía parecer a simple vista. Ambas consisten precisamente en generar
interés y evitar el pasotismo. La diferencia
está en que pocas veces se asume la responsabilidad del docente en el fracaso
de los alumnos, por lo que no se buscan soluciones para ellos, en cambio los
publicitarios si buscan nuevas formas de llegar a la gente.
Por eso hemos de tener mucho en
cuenta que las emociones mueven,
mientras que los pensamientos solo lo hacen si están conectados con las
emociones y consiguen activar el cerebro emocional. Solo nos movemos por aquello
que amamos o que odiamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario